Simeone interpreta una señal del cosmos: el Atleti fichará a Carrasco por 3ª vez.

Guiño del universo a Simeone: esta poción solucionará los males del Atleti


Diego Pablo Simeone llevaba días atrapado en un trance místico. “Algo falla. Nos falta chispa. Un mensaje. Una señal”, susurraba mientras removía un mate invisible.

Ayer por la mañana, decidido a encontrar respuestas en el entramado del cosmos, se paseó por Madrid con los ojos entrecerrados, en estado de vigilia profética.

“Estaba dándole vueltas al once, a la banda izquierda, al equilibrio esotérico-sensorial cuando empecé a oír cosas raras por la calle”, explicó Simeone desde su despacho lleno de velas rojas y pizarras con jeroglíficos.

El universo hablaba claro

Según fuentes cercanas al club, Simeone tuvo una revelación metafisicósmica al escuchar una hechizante palabra que todos parecían repetir a su alrededor ese día:

- Un chaval con camiseta del Atleti le metió gol a un amigo y le gritó: “¡Toma ya!”.

- Una señora con falda roja y blusa blanca le dijo a su hijo: “Si no quieres caldo, toma tres tazas”.

- Un niño haciendo el indio exclamó: “¡Toma del frasco, Carrasco!”.

Las piezas encajaban: Tres tazas. Caldo. Carrasco. Necesitamos TOMAR esa poción por tercera vez, se dijo Simeone tras apurar su consomé al llegar la noche. 

“El destino quiere que volvamos a las raíces: presión alta, caracoleos y sopa caliente”, añadió antes de llamar a la directiva para pedir el fichaje exprés.

Un fichaje multiusos

Además de estar llamado a regatearse hasta a sí mismo por la banda izquierda de nuevo, el regreso de Yannick tendrá otros fines cruciales.

Se bañará todos los días con agua a 60 grados. El caldo de Carrasco resultante, rico en oligoelementos estético-técnicos, se servirá como sopa motivadora a los jugadores antes de cada partido. “Esa es la clave: regateo hasta en la sopa y balones a la olla”, puntualizó Simeone.

Carrasco, por su parte, ya está mentalizado:

“Cada vez que llego aquí me encuentro con un Cholo más chamán y una afición más escéptica. Pero esta vez ya no podrán decir que me falta un hervor”.







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